Slam Poético

Sentimientos opuestos.

(A ti, dueña de lo que no posees)

Juguetean con los claroscuros, como dos felinos recién nacidos.

Se ocultan detrás del misterio, cual leyenda de encantados amores.

Hechizan, como sólo su magia puede hacerlo.

Danzan al compás de una melodía, únicamente a ellos revelada.

Van, vienen: me llevan, me traen.

Suben, bajan: río, lloro.

Parecen habitar en lejanos y místicos parajes,

acaso fantásticos, acaso reales.

Se abren como la aurora: esplendorosa, alegre;

se cierran como el ocaso: melancólico, nostálgico, sutil.

Primavera, invierno: felicidad, tristeza.     

Verano, otoño: vida, agonía.

Son el todo y un poco más,

una prosa y una poesía,

una oda y una elegía.

Son:

Tus ojos.

***

Duermes y Pienso en Ti.

Duermes.

Acaricias tu sábana y te entregas a un dios desconocido.

Pienso en ti.

Miro mi cama y te imagino abrazándome, convertido en tu Morfeo.

Duermes.

Tus manos descansan sobre una blanda superficie.

Pienso en ti.

Mis manos descansan sobre tu rostro en mi imaginación.

Duermes.

Sueñas y cumples todos tus deseos.

Pienso en ti.

Deseo que mis sueños contigo se cumplan.

Duermes.

Ignoras que en silencio y constantemente, estoy contigo.

Pienso en ti.

Me desvelo protegiendo tus sueños inocentes,

haciéndolos míos con pensamientos perpetuos que,

envolviéndote en mágicas auroras, te traen hasta aquí.

Duermes.

Tú sólo duermes.

Y yo, yo pienso en ti.

***

Definiciones (el tuyo, el mío)

Un cuerpo que tus preciosos ojos paralizan. El mío.

Uno que a estos negros ojos hipnotizan. El tuyo.

Péndulo, que regido por la armonía, en mis entrañas

desata pasiones: tu cuerpo.

Incontrolable masa de algo que movido por la ansiedad

y tembloroso por tu presencia no para de desearte: el mío.

Aquellos que con la poca luz de un restaurante semejan

esperanzadores faros para el capitán de un barco naufragado: tus ojos.

Los que no sabiendo que hacer sólo se clavan en los tuyos y se

dejan llevar por la sutileza de los más cristalinos pensamientos

que puedas de un hombre obtener: los míos.

Perseverante, resistente, indeleble, continuo, puro, ingenuo: mi amor por ti.

Ausente, desconocido, perdido, frágil, escurridizo, imposible: el tuyo por mí.

***

Emociones perdidas

Te has perdido, pero voy a encontrarte.

Mis llamadas van, las tuyas se quedan.

Mis sentimientos salen a buscarte y regresan cansados,

con emociones vacías.

No sé donde te has escondido, que fácil escapas a mis sabuesos,

pero éstos (honor, libertad, sabiduría y creatividad)

van a encontrarte.

Y lo harán, aunque tengan que explorar las estrellas.

 Si estás en las nubes, como un águila van a volar,

pero te encontrarán.

Si estás en las montañas, como una pantera van a correr,

pero te encontrarán.

Si estás en el  mar, como un tiburón van a nadar,

pero te encontrarán.

Y cuando lo hagan, voy a clavarte a mi corazón con esos

sentimientos que aún no han llegado a ti.

¡Cuídate! porque tengo un ejercito detrás de ti

(y te va a encontrar).

Suerte en la huida.

***

Renuncia

Renuncio a la idea de tenerte entre mis brazos,

de acariciar tu rostro, besar tus labios.

Renuncio a la idea de estimarte con cariño, admirarte con amor,

quererte con ternura y amarte con pasión.

Renuncio a darte un amor que no conoce barreras, peros,

condiciones o cualquier cosa que vaya en su contra.

Renuncio a volverme loco por esta pasión

que arde en mi, sube, baja, corre, vuela…

Renuncio a esperar como un tonto por ese abrazo que nunca llega,

por ese beso que solo existe en mis sueños (que son los tuyos).

Renuncio a un amor que no tengo,

pero que deseo con todas las fuerzas de mis escondidas fantasías.

Renuncio a ti, porque estoy enamorado

y por cobardía no quiero decirte que te amo.

Adiós, amor.

***

Déjame

Déjame ser el Colon de tu virgen cuerpo

Para hacerte sentir como india descubierta.

Déjame ser el Amundsen del polo de tus sueños

Para hacer de tus gélidos miedos amor.

Déjame ser un Quijote, atacar tus molinos

Y loco imaginarme que estoy contigo.

Déjame ser lo que quiera ser

Déjame estar solo contigo.

Déjame ser Cancerbero y guardar tus secretos

Para defenderlos con mis tres cabezas.

Déjame ser el Beethoven de tus melodías

Tocarte cual piano, para hacerte mía.

Déjame ser el scout que explore tu mundo

Para acampar en tus noches serenas.

Déjame ser lo que quiera ser

Déjame estar solo contigo.

***

Una nota de alegría

            A ti, (¿Daniela?) que pareces generarla.

            Vives en un exótico castillo, rodeada de mitológicos dragones.

            Caminas por inclinados pensamientos que divergen de mis conocidas rutas.

            Vuelas por cielos cálidos, adonde sólo llegan mis pensamientos.

            Piensas en jardines de esplendorosas flores que mis manos no pueden tocar.

            Pienso en ti y desapareces de mi mente,

            sólo para volver a entrar en ella sin rostro alguno, mas sé que eres tú.

            Te miro en la distancia, corto una flor, y cuando llego adonde estabas,

            me doy cuenta de que eras sólo el espejismo de un deseo inmortal.

            Te veo sonriendo en sueños que no puedo recordar.

            Estás donde no estoy; vives donde no vivo; piensas en lo que no pienso,

            haces lo que no hago…

            Pero tu destino te ha metido en mi universo.

***

Las flores que no te di

Sé de ixóras, que ya han sido tuyas.

Presagios, intenciones conocidas.

Sé de blancas rosas, por mis manos nunca tocadas.

Pureza, cristalinos pensamientos de amor.

He oído de rosas amarillas.

Pureza manchada, celos, deseos ocultos acechando en los senderos oscuros de la pasión.

también he oído de flores rosadas, que sólo pueden ser tuyas.

Delicadeza, un roce suave, el deseo de tocar tu rostro con mis manos,

tus mejillas con las mías.

y

Sé de rosas rojas, que me siguen por doquier.

Pecado, apetito carnal, pasiones que arden en la oscuridad,

una atracción indomable, un deseo casi letal de besarte, tocarte,

hacerte mi amiga, mi confidente, mi amante.

Sólo sé de las flores que no te di.

 

***

 

Voy a beberte

Hoy voy a beberte.

Quizás tengas que cruzar océanos

para escapar de esta sed que tengo.

Hoy voy a beberte.

Te perseguiré por los riachuelos donde te vea,

convertida en moléculas,

locamente deseadas por mi cuerpo.

Hoy voy a beberte.

Aunque no pueda verte cuando te fundas en el océano de mis deseos,

podré sentirte y entonces te tomaré de la mano,

te abrazare apasionadamente,

acariciando tu suntuoso cuerpo y sintiéndote toda en mí.

Hoy voy a beberte.

Y hasta que tu cuerpo no se funda con el mío

y seamos uno,

anhelaré tu líquido vital que sacia mis más oscuros deseos.

Hoy voy a beberte.

Así se cierren todas las puertas,

así desaparezcas del planeta,

encerrada, escondida o en el universo,

donde te encuentre,

hoy voy a beberte.

***

He visto

He visto tus labios dormir en el ocaso

Para luego levantarse con la aurora

He visto tu sonrisa robarse una mía

Y su suavidad morirse en mi agonía

He sentido tus deseos de besarme

Mientras los míos ya casi morían

No he sentido tus ganas de amarme

Porque las mías de eso vivían

He visto lo que no he sentido

He sentido lo que no he vivido

Y aun así sigo aquí, pensando en ti

Como siempre lo he hecho, como siempre lo haré.

Me siento cursi tratando de escribirte un poema,

pues sé que lo que por ti siento es poesía,

y escribirlo es como redundar en algo tan claro

como un día de verano en el hemisferio norte.

Quisiera tener tu rostro en mis manos para acariciarlo

y hacerte sentir los pétalos de mis manos en tus mejillas.

Quisiera hacer tantas cosas pero tú no me perteneces

y mis deseos tienen que quedarse en el papel,

como una simple mancha con forma en una hoja blanca

y no en tu cuerpo como una descarga de emociones sutiles…

Quisiera que fueras mía:

quisiera que fueras  la dueña de mis poemas,

la amante de mi poesía…

quisiera ser las canciones de tu boca,

la música de tus melodías,

el orfeón de tu corazón.

Yo sólo quisiera pero tu no quieres…

Atrévete a hacer algo fuera de lo común

y te regalaré un beso que quede,

cual poema de Becquer,

sembrado en el tiempo.

***

De amores y licores

Deseos.

Compartir una copa de vino en un restaurante.

Caminar lentamente por las calles del pueblo,

            mientras desnudamos nuestras almas

            como preludio a lo que vendrá.

Subir el Picacho y oírte jadear.

Abrazarnos al llegar al Trébol.

Besarnos apasionadamente al subir el ascensor.

Acariciarnos al compás de una minueta.

Hacer el amor al ritmo de Daphne y Chloè.

Hablar mientras sentimos la humedad de nuestros

cuerpos y escuchamos una sonata.

Hacerlo nuevamente, pero esta vez al ritmo de Bolero.

Dormir acariciados por una nocturna de Chopin.

Despertarnos, contemplarnos.

Compartir una ducha, otra caricia, un desayuno.

Reír en complicidad al escuchar la música de Ravel

            (y recordar como nos hemos disfrutado)

Conversar plácidamente debajo de un árbol y escuchar

            el dulce trinar de las aves.

Querernos, besarnos, vivir un idilio.

Amarnos.

Sobre todo, amarnos.

Deseos.

***

He gritado

Hoy me he parado en el medio del oscuro pasillo que conduce a la poca iluminada habitación de mi conocimiento. Allí, solo, en un lugar frío y lleno de dilemas he reconocido mi ignorancia.

Me creí capaz de ignorar esa habitación apoyado por aquellos que jamás la visitaron

pero que la vanagloriaban como uno de los sitios más reconfortantes y sabios del universo.

Toda mi vida escuche acerca de las maravillas de esa habitación.

Hasta los más ilustres me invitaban a que la mantuviera iluminada para que ellos

pudieran llegar allí, a nutrirse de la savia que nunca sentí o vi brotar de esa habitación.

Sin embargo, jamás confesé que sabía la verdad sobre esa habitación.

Miles de crímenes fueron cometidos allí miles de putas vendieron allá su cuerpo

millones de hombres declararon su amor por otros allí, en el medio de esa oscura habitación.

Nadie podía verles. Nadie podía sentirles.

Ni siquiera el dueño de la habitación.

Ni siquiera los mendigos que se conformaban con un poco de luz de esa habitación.

¿Cuál luz?

Yo jamás la vi.

Y hoy, después de salir de allí, me encandilé con la luz de afuera, pues la habitación era tan oscura y gélida como el cadáver de su dueño.

Luego me he dado la tarea de pregonar a los cuatro vientos que la habitación esta vacía que no hay nada allí que sólo es una maldita habitación llena de mierda seca y espíritus tristes.

Nadie me ha creído. Mi madre ha llorado. Mis amigos han llorado.

¿Pero por qué?

¿Por que lloran si yo jamás les dije que la habitación tenía luz?

Ahora se quejan. Dicen que les dará terror tratar de entrar allí una vez más. Y yo me alegro. No quiero a extraños jodiendo a esos pobres espíritus que se alimentan de esa fétida mierda seca.

Por lo menos lo intenté.

En el futuro plantaré un árbol en el medio de esa habitación. De allí colgaré un farol e invitaré a mis amigos a acampar debajo de ese árbol (no sin antes quemar la mierda seca para que espante los espíritus y las diferentes plagas que destruyeron lo que allí una vez hubo).

Hoy me toca maldecirme.  Mañana lloraré.

Pasado mañana volveré a vivir.

Rezad por mí. Ahora estoy muerto.

***

Sigues…

Sigues cortando el silencio en dos mitades.

Tu voz nunca dejará de sonar como dulce miel para mis oídos.

Sentirte cerca nunca dejará de ser una emoción

            que acelere los latidos de mi corazón

            y me transformen en un simple títere de mis sentimientos.

Yo marioneta; tú mis cuerdas.

Sigues produciéndome mareos consecutivos:

            uno por la impresión de verte o escucharte;

            el otro por el exceso de energía que utilizo para mantenerme en píe

cuando estás a mi lado.

Sigues siendo mi ángel

            y pensé que podrías ser mi dama.

Sigues estando allí,

            donde las emociones no mueren,

            los sentimientos se acurrucan,

            las pasiones riegan los campos de acorazonadas flores.

Sería difícil intentar sacarte de allí;

            diría que es imposible.

Quédate en el único sitio al que perteneces:

            mi corazón.

Un beso.

            Como de costumbre, un beso

            (gélido, por la armadura que aún llevo puesta)

***

Hoy quería verte.

Terrible.

Me cogió con las defensas bajas

            y me tiro por el suelo.

Suelo resistir muy bien, pero tonto de mi

            me puse a ver tus fotos

            y no he logrado levantarme.

Clavado.

Fijado en ti.

Horrible.

Como cuando lloras y sientes que te desangras.

Como cuando toses y escupes el corazón en pedazos.

Tú.

            Sueles causarlo.

            Sueles ser tú.

Hoy estoy vuelto añicos,

            pero quizás sea culpa de la canción 

            que escuché con el último hálito del día.

            Hoy quería que fueras el postre

            que tanto se desea en las tardes de ansiedad.

Días como estos ocurren,

            pero pasan en silencio; hoy decidí gritarlo.

Sanaré.

Prometido.

***

Él la amaba.


Ella lo amaba.


Ellos se amaban.


Él le dio la libertad sabiendo que por su amor, ella volvería. 


Ella no volvió.


Él sufrió mucho por la pérdida de un gran amor.


Ella sufría mucho por la pérdida de ese gran amor.


Ella lo amaba en secreto.

Amaba su compañía, 

            amaba su dedicación a ella,

            amaba sus atenciones,

            amaba su poesía, 

            amaba que el la ponía en el centro del mundo,

            donde nadie más la tenia.


Pero ella tenía otros compromisos

            sentimentales.


Y prefería ir detrás de una frágil promesa 

            a quedarse con su hermosa realidad.


Ella lo amaba, pero sabía que amar no es suficiente.


Él la amaba tanto que solo pensaba en ella,

            en una vida juntos,

            en los delfines de Margarita,

            en los andes,

            en Villa Marina,

            en cualquier sitio,

            pero con ella.


Él la amaba tanto

            que perderla le dolía más que perder su propia vida,

            porque ella era la vida misma.


Él lloraba en silencio.


Sufría en silencio.


Esperándola a ella,

            a su gran amor.


Ella nunca volvió.


Él nunca la olvido.


Ella lo amaba,

            de una extraña y dolorosa manera,

            pero lo amaba.


Él simplemente la amaba.


Ellos se amaban.


Y un día el le declamó su última poesía, 

            desgarrando su alma desconsolada

            para tratar de acercarla a él.


Pero ella no lo oía. 


No le interesaba.


Y el secó sus lágrimas

            y supo que ella jamás volvería a sus brazos,

            que mendigar amor duele,

            que rogar amor no es lo mismo

            que rogar compasión. 


Y él lloro.


Y siguió llorando

            mientras entendía que su dolor

            jamás se borraría de su pecho.


Y ella lo vio sufrir

            y desangrarse por ella.


Pero no volvió.


Y se marchó. 

            Para siempre.


Y el decidió marcharse.

            Para siempre.


Él la amaba.


Y siempre la amaría, como siempre la amó.


A pesar de que un día ella se marchó. 


Y cansado de esperarla, él la dejo marchar, 
            para siempre.

Él realmente la amaba.

***

Quizás sepas lo que se siente.

Quizás no.

El hecho es que estás lejos de mí

            cuando más quiero estar conmigo.

Estás más ausente que nunca

            cuando más necesito tu presencia.

El tiempo parece ir en cámara lenta,

            haciendo de los días, semanas;

            de las semanas, meses;

            de los meses eternidad.

Las noches me aterran, envolviéndome con la oscuridad

            de no tenerte en mi cama,

            entre mis brazos,

            fundida en mi cuerpo.

Sin tu compañía soy un errante vagabundo,

            un desamparado a quien le falta el calor de hogar

            que tus labios le proporcionan;

            a quien le falta el vital líquido

            que tu cuerpo le provee

            cuando está sediento de amor.

No me hace falta el tsunami pasional

            con el que azotas las costas de mi cuerpo,

            pero sí muero por tocar tus mejillas,

            mientras atrapo suavemente tus labios entre los míos.

Sin ti,

            soy un paria,

            una vergüenza social,

            una flecha sin dirección.

Vuelve.

Pronto.

Por favor.

***

Toqué sus labios con mis dedos.

Una y otra vez.

Y otra vez más.

Los miraba fijamente mientras delineaba con ellos

            la puerta de entrada de su intimidad,

            el origen de todos los placeres,

            el centro de sus tormentas pasionales.

Dejé de mirarlos por un momento

            y las sensaciones me invadieron por completo.

Sentí un terrible temblor

            en mi cuerpo

            y no pude evitar

            el colapso emocional.

Lloré.

Muchísimo.

Como una madre que pierde a un hijo,

            como un niño desconsolado,

            como una Magdalena

            a Cristo en la cruz.

Sus labios en mis dedos

            me confirmaron

            lo que yo me negaba a aceptar:
            La había perdido.

Ya no estaba conmigo.

Se había ido.

            Para siempre.

Mis dedos aún la lloran

            en cada palabra que escribo.

***

Sé que no tengo más derechos que nadie.

Lo sé.

Pero a veces te siento tan mía

            que ya creo que lo eres.


Sé que soy un iluso al pensar que este sueño

            que ahora vivo

            será eterno.

Pero tu cuerpo

            casi fundido con el mío,

tu aroma,

            cuando te aspiro y te meto en mis pulmones,

tu sabor,

            que baila con mi gusto y a las escondidas juega con él,

tus besos dulces,

            que interrumpen mis sentidos al despertar,

tus recuerdos,

            que me asaltan como fuerza invasora

            y someten mis neuronas

            a tu dominio,

            me confunden

y me hacen creer que tengo derechos

cuando en realidad

            son solo las ilusiones

            de quien acaba de alcanzar

            la gloria contigo.

Sé que todo esto está mal,

            pero es que me quemo por dentro

            cuando estoy cerca de ti.

Si querías que alguien

            ardiera solo por ti,

            pensara solo en ti,

            te escribiera solo a ti,

            te buscara solo a ti,

            se imaginara solo contigo,

            quisiera detener el tiempo

                        para hacerlo eterno

                        contigo,

no busques más. 

Ya estoy aquí

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